Prometeo de la Juventud
Por Germán López Mora.
Toda cultura o sociedad se ha dado siempre a la tarea de crear
arquetipos de la imaginación para más o menos presentar modelos a seguir para
sus integrantes. Algunas veces estos modelos o ejemplares, resultan ser falsos
ejemplares, como por ejemplo, y voy a dar un ejemplo muy burdo, los niños
héroes. En fin, con los héroes de la patria está todo bien, hay que seguirlos
pues, aparentemente, no causan ningún daño. Pero, qué pasa cuando los nombres
como Charlie Parker, Jack Kerouac, o Parménides García Saldaña comienzan a ser
modelos y pasan a ser considerados los verdaderos
ejemplares. Si todos siguiéramos sus ejemplos, sin escalas, estaríamos ya todos
muertos: sería como agarrarse a un pararrayos en medio de una tormenta
eléctrica y esperar que no pase nada, por plagiar las palabras de Cortázar.
Este trabajo pretende dar una idea del Prometeo de la juventud antes, durante y
después del octubre rojo. Todo empezó, de forma tranquila, de buena Onda.
Y bueno, a todo esto, ¿Qué es
eso de la Onda o con qué se come?,
¿ese nombre qué, quién es, ora sí que cuál es la onda?, se preguntará el lector
incauto. Pues bien, y me dirijo al lector no especializado (pudiera aludir a mí
mismo), se le considera un movimiento literario contracultural mexicano de la
segunda mitad del siglo XX. Se le etiquetó de esa forma, según José Agustín,
junto con “el simplismo drogas-sexo-rocanrol,
que de entrada descalificaba prejuiciadamente obras que abarcan muchos otros
ámbitos[1]”.
Según el academicismo de su época, eso que llamaron La Onda, “era una vulgarización o plebeyización de la cultura;
intrascendencia, frivolidad, mero mimetismo, taquigrafía del habla oral u
objeto de consumo comercial, sin valor artístico, o mercadotecnia vil[2]”.
“Ser joven en México durante los años sesenta era todo un complejo
cultural que nunca antes se había dado y que tuvo hondas repercusiones
sociopolíticas”. Jamás en la historia de la literatura mexicana se había dado
el fenómeno del tema de los jóvenes escrito por la juventud misma. De hecho
este tema no es común en ninguna parte del globo, sólo pequeñas excepciones en
distintos lugares y épocas aisladas han relatado sus días adolescentes siendo
jóvenes.
El contexto histórico-social
nos habla de una clase media emergente en los centros urbanos del país,
principalmente en la centralista ciudad de México, en la que el progreso
económico y la modernidad era el discurso del Estado, encabezado en ese
entonces por Miguel Alemán. Me recuerda este período el filme noventero de La Ley de Herodes, en la que un político
sin experiencia es enviado a uno de esos pueblos olvidados y sin importancia a
llevar, por órdenes directas del presidente, la modernidad y el progreso
económico. Pues bien, la sociedad urbana de los años cincuenta imitaba más que
nada los modelos que presentaba el cine y la radio (cosa que hoy en día se da
en cantidades industriales): el fenómeno Elvis Presley, la norteamericanización
de la vida mexicana; películas como El
Salvaje o Rebelde sin causa, con
Marlon Brando y James Dean, que moldearon estereotipos alrededor de todo el
mundo; la irrumpiente televisión o el principio de la mediatización y el apogeo
de la prensa comercial en el país, son algunos de los factores que más
influencia tuvieron en las masas, principalmente en las clases medias y altas
de los centros urbanos. Cito a García
Saldaña sobre esto:
Y los que nacieron en la ciudad fueron regidos por
ella. Su educación la orientaron la radio, el cine, la televisión. Estos
chilangos de la Nueva Ciudad de México nacieron desarraigados, sus pensamientos
fueron al otro lado, al fin del Sueño. Vanamente se les trató de inculcar
“creencias mexicanas”: amor a la Virgen de Guadalupe, a Dios Nuestro Señor, a
la Patria Mexicana, a los Héroes Mexicanos, a la Enseña Patria.[3]
Diferentes organizaciones como
la Liga de la Decencia intentaron frenar cualquier trasgresión moral, que
atentara contra los valores familiares o contra la patria, tanto en la
televisión como en cualquier otro medio en el que pudieran ejercer su
influencia. “La ideología del sistema educativo mexicano de los años sesenta se
caracterizaba por una tradición paternalista autoritaria que radica en el
caudillismo y el modelo de hacienda, en las relaciones sociales practicadas durante
siglos entre el líder y el seguidor, entre el amo y el siervo, valores como la
obediencia, el sometimiento a la autoridad del padre, jefe indiscutible de la
familia, y la disciplina casi militar en cualquier actividad que se llevara a
cabo.[4]”
Si la represión de la juventud
siempre se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad, los sesenta en
México era un complejo cultural que nunca antes se había dado, como ya se
mencionó, y que tuvo hondas repercusiones no sólo en la literatura. Esta literatura
juvenil anunció, preparó y dio forma al movimiento estudiantil de 1968, según
Agustín, parteaguas en la historia del país. Unos utilizaron medios líricos de
narrar su entorno; utilizaron hablas coloquiales y se hablaba de lo inmediato y
concreto: lugares, hechos, gentes, costumbres, modas o personalidades
específicas. Algunos otros incorporaban elementos de la televisión, la radio,
el cine, el rock, sueños, drogas, fantasías, todo esto para hacer más ricas sus
obras. “Entre 1964 y 1973 se escribió sobre la búsqueda de identidad, el
descubrimiento del amor y del cuerpo, la brecha generacional y el conflicto
individualidad-sociedad o política-religión[5]”;
drogas, comunas, guerrillas, el Che
Guevara y la revolución cubana, la desmitificación de todos los impuestos
morales arcaicos y enajenadores.
Gran cantidad de estas
expresiones se hicieron de forma lúdica. Se escribía no tanto para publicar
sino por el placer de hacerlo, con experimentación formal, juegos con las
palabras, fusionando géneros, sátira, ironía y crítica social. “Se buscaba la
palabra justa y la universalidad del contenido. La intención era literaria.[6]” Una
narrativa nueva, pero tan válida como cualquier otra, que levantó una
resistencia colosal por parte del establishment
cultural, que no esperaba nada de ella y que por tanto la consideró fenómeno de
corta duración.
Sus influencias más próximas
se encontraban en la generación de poetas —tan
manidos— Beat, movimiento literario angloamericano iniciado en San
Francisco en 1956 con la lectura de poesía en un bar llamado The Six. Jack
Kerouac y Allen Ginsberg, años antes estudiantes de literatura en la
universidad de Columbia en Nueva York, conocen a William Burroughs en la misma
universidad, hombre eminente de letras con profundos conocimientos sobre
antropología, psicología, medicina, et
cætera, quien vino a convertirse en
una especie de gurú del grupo. Todo esto en Nueva York, mientras que en San
Francisco se gestaba el ambiente perfecto para que estallara un movimiento
literario que revolucionara la poesía norteamericana. Kerouac y Ginsberg
deciden mudarse a San Francisco en donde participan en distintas actividades
literarias junto con el montonal de poetas, hippies
y demás jóvenes inconformes con la forma en que se vivía bajo el perpetuo temor
a la bomba y otras atrocidades. Volviendo a la lectura en The Six, Allen
Ginsberg se llevó la noche de ese 7 de octubre con su poema Howl que, además de su inmediata
publicación con la editorial City Lights, provocó cargos por obscenidad en los tribunales
locales. Influencia notable —Howl— en
Pasto verde de García Saldaña, así
como la poética de Kerouac, que bogaba por una literatura espontánea, libre de
correcciones fuera de tiempo, similar al orgasmo, tan usada por los jazzistas
del Bop o los surrealistas con su écriture automatique o su escritura en
trance.
Los principales personajes a
los que se encasilla en ese término de La
Onda, son Gustavo Sainz y su novela Gazapo,
José Agustín con La Tumba (la
tumbadora de Pepcoke gin, como dice Epicuro en Pasto verde), y Parménides García Saldaña con su Rey Criollo —que es él mismo— y la ya
citada Pasto verde. En esta última se
centra este texto. Sus dos obras de mayor importancia, ya citadas, fueron
publicadas por editorial Diógenes, en 1968 y 1970. El Rey Criollo es un conjunto de relatos sobre la mediocre clase
media del Distrito Federal, más específicamente sobre “la colonia más mediana
de las colonias medianas del DeFe”, la Narvarte. Estos relatos se mueven casi
todos, precedidos cada uno de un epígrafe de alguna letra de los Rolling
Stones, sobre el tema de la primera experiencia amorosa, el primer contacto con
el sexo opuesto. O por ejemplo, el que da nombre al libro, el último relato,
basado en sucesos reales, trata sobre el estreno de King Creole, una película acerca de Elvis, en algún cine de la
ciudad: los chavos banda están ahí esperando para ver a El Rey, los hombres
sentados en la parte alta de la sala, las mujeres en la parte baja, ellos
haciendo desmadre, ellas calladitas; todo al ritmo de la jerga juvenil del
momento.
Pasto verde[7]
es una novela compuesta por narraciones oníricas o bajo los efectos del
alcohol, ácido lisérgico y tantas otras drogas, que rompe con muchos de los
presupuestos con los que debe cumplir una novela en cualquier época. El uso de
signos de puntuación es casi nulo y la sintaxis es rota constantemente, sin que
esto haga que se pierdan los significados fundamentales de las oraciones. El
narrador se encuentra tanto dentro como fuera de la unidad narrativa (diégesis)
sin seguir un orden coherente. La mayor parte de la novela se centra en el
personaje principal, Epicuro Aristipo Quevedo Galdós del Valle Inclán, que, en
realidad es un “beat más anarco”,
según palabras de José Agustín. Epicuro se satisface a sí mismo primero que a
nadie, siguiendo los preceptos beatíficos de Kerouac (satisfy yourself first
[satisfácete primero a ti mismo]), busca el sexo a la menor oportunidad y
condena a las chavas de ser unas
fresas, unas squares (cuadradas) con
valores decimonónicos, por no querer acostarse con él sin poner peros. Hay
personajes secundarios que aparecen de forma un tanto difusa a lo largo de la
novela; uno de ellos, Pepcoke Gin, aparece en dos o tres ocasiones. Una de
ellas es la que tomo para realizar lo siguiente:
Epicuro está en “su casa rodante cuando empieza a entrar en trance”
(como se ve hay hasta una especie de rima asonante (rodante, trance),
estructura rítmica muy repetida a lo largo del texto) cuando alguien “knock
knock” (no sólo anglicismo sino hasta onomatopéyico) la puerta. Abre y es
Pepcoke Gin, quien dice ser Bellow, el autor de la novela Herzog. Entra éste a la “casa rodante (esto en cuanto al espacio)”
cuando Epicuro ya se había disfrazado con su traje Quevedo, el adecuado para
recibir al maese Pepcoke Gin. Se saludan, intercambian algunas palabrillas a la
onda, se alburean, “listenean” a los Rolling Stones mientras beben un vinillo
Marqués de Sade. Ahí va, mientras que Pepcoke Gin pone Paint it Black, el
enunciado del que se sirve García Saldaña para cambiar de espacio:
en mi departamento de ideas comúnmente por el vulgo
llamado u nombrado excusado water club o close o lo que sea mientras que
preparo un mágico conecto mi muñeca La Gitana y mientras que en el canal coloco
el tabaco especial con el que hago mis cigarros releo mis letreros preferidos…[8]
(Nótese la carencia de
mayúscula inicial, pues inicia párrafo, y los signos de puntuación
inexistentes; además, en la construcción “en el canal coloco el tabaco
especial”, la rima y ritmo que presenta.)
Después de leer los letreros
obscenos que más le gustan como “yo soy puto” y otros peores, el autor toma de
nuevo el ritmo y continúa:
y ya que mi tabaco especial está canalizado desconecto
a La Gitana y del baño acompañado de ella salgo volviendo al lugar donde antes
de venir a mi departamento de arte y confección estaba y veo que Pepcoke Gin
está salta y salta como loquito de lado fumando como chacuaco bailando al
compás de Paint it Black![9]
Es claro notar el juego con la
sintaxis desde la primera oración. Y continúa, están ambos bailando y fumando y
comienzan a hablar sobre los Rolling Stones y después sobre todos los que están
en onda, el diálogo va más o menos así:
—Son los amos
—Gracias maestro, gracias, ya sabía que Yo era el amo…
—Los Rolling Stones
—Todos, ¿no? Toda la gente de la onda. Todos los que
están en la onda, Meter Seeger está bien, Bob Dylan está bien, los Beatles
están bien, los Rolling Stones somos los amos, digo, son de la misma onda que
todos. Todos hablamos de lo mismo que tú en De Lado [obvia alusión a De Perfil de José Agustín] De lo que habla aquí tu padre, El Maese
Quevedo. De lo que hablan los negros en el rhythm blues, los blancos en el
rock. Todos los de la onda maese, así es de que…¿qué? ¿Qué?
—Todo era cotorreo, sabiendo quienes son los Beatles
hay que hablar de los Rolling Stones, dentro de la onda ningún tren está
descarrilado…[10]
Ahora Epicuro está bailando
Beny Moré y dice que anda “un poco como el caballero de la triste figura”. No tiene
mucha coherencia pero en fin, después de hacer un acento caribeño (vamo ai
mulatica ahí, guapacheando) y de elogiar lo “padre que es Lady Jane” Epicuro
dice: “—if you want,
please, i’ll show you the masters of my birds n’ bees n’ flowers n’ the trees[11]”. Y
dice llevar a Pepcoke Gin a su “cámara secreta” donde tiene prendidas veladoras
a los que le enseñaron el camino de los grandes iniciados. Ahí en su cámara secreta hay una especie de
altar o pirámide con los nombres de Quevedo (en orden descendiente hasta la
base) Marx, Engels, Lenin, Frazer, Shouré, Liszt, Beethoven, Schoenberg
Messiaen, Epicuro, Aristipo, Platón, Séneca, Moro, Che Guevara, Dylan, los
nombres de los integrantes de los Rolling Stones, etcétera, para terminar en
The Beat Generation y Allen Ginsberg. A continuación se siguen albureando con
nombres como “el chango mechas de indio” o “el pepelón de las ovaciones”. El
diálogo termina en un “No sé, se me acaba de ir la onda…” y en seguida comienza
una especie de trance extático en el que entra el narrador, lo transcribo:
Y estoy oyendo Lady Jane de los Rolling Stones y a la letra en mi
frialdad no entiendo pero me pongo a juguetear un poco con la inspiración que
me da la canción Lady Jane Aftermath Let’s spend the night together hold on i’m
comin! hold on i’m comin! Hold On I’m Comin! I’m out of my head n’ my mouth is gettin dry babe n’i
wanna ball you babe let’s ball babe Let’s ball Babe! Come on babe Come on come on COME ON! Help! Let’s spend the night together not fade away not fade away
babe ando hasta el gorro gorrión camión traición canción canción atracción
atracción amoración amoración ando hasta la amoración babe yo ando hasta
amoración ando en la onda ando en la uva ando en el guayabo ando en el mamey
ando en el zapote ando en la manzana que es cuadrada la manzana de la gente
cuadrada la gente cuadrada de asociaciones sociedades clubes consecuencia Lady Jane Mr. Tambourine Man Yeah babe too
much monkey bussiness around n’ around i need your love tonight get off of my
cloud lady jane just like a thumb tom blues queen jane approximatedly
loveminuszeronolimit everybody must get stoned! Everybody must get stoned! well
i would not feel so all alone everybody must get stoned! alucinación
alucinación visión visión introspección retrospección tepasadación pasadación
pasadoción pasadoacción.[12]
Indudablemente es una locura.
Mete letra de canciones como “everybody must get stoned” (Rainy day women) de Bob Dylan o Lady
Jane de los Rolling Stones; inventa palabras, maneja dos lenguas, utiliza
expresiones coloquiales como el “too much monkey bussiness”. Indudablente una
locura que para algunos puede resultar hasta aburrida, ¿qué me importan a mí
las elucubraciones de un roquero drogado?, podría decir cualquiera. El “hold on
i´m coming babe” tan repetitivo en este párrafo, al conjugarse con mayúsculas
al principio de cada palabra o, ya al final, todo el I’M COMIN, da la impresión
de un orgasmo (volviendo a los beatíficos), como se había referido
anteriormente, el cual sube de intensidad a partir de la tipografía
alternada.
Otro plano importante de la
novela es que la ciudad es el lugar donde se narran casi todos los hechos, el
país de la transa en el que “hasta las palabras nos transean[13]”. En
contadas ocasiones, por ejemplo, en una de sus salidas imaginarias al campo,
narra la demagogia con la que dos personajes, Bigboss, representante del
Estado, y Fatdrunkard, representante de la iglesia, imparten Teoría de la
Resignación a los indios del pueblo en el que mandan. La ciudad como un axioma general, olvidándose
del realismo mágico bucólico de etapas anteriores en la literatura mexicana. Y
esta urbanidad sucia y desgarrantemente rápida que no nos deja discurrir con
cautela pues, como refiere Nachón, “hemos de tener plomo hasta en el hipotálamo[14]”, es
el plano en donde se mueven y se encuentran —entre otros puntos (como el
rechazo a las instituciones, a la unidad familiar o a los héroes nacionales)—
casi todas las historias de la literatura más reciente de nuestro entorno o,
por lo menos, de las que se trata en este texto.
Parménides García Saldaña murió
a los 38 años de edad el 19 de septiembre de 1982 en la soledad de su cuarto de
la Anatole France 90, Colonia Polanco, en la ciudad de México. El informe del
Servicio Médico Forense indica que falleció de neumonía basal derecha no
traumática en un sujeto de esteatosis hepática. Algunas otras fuentes lo
describen de la siguiente forma: “una neumonía mal cuidada”, aunque conociendo
los regímenes psicotrópicos a los que se sometía el radical de la así-llamada Onda,
es muy dudoso hasta el informe del SEMEFO.
Todo el sueño, lo sabemos
bien, terminó el dos de octubre del ‘68 en Tlatelolco.
La resaca de los años sesenta y setenta comienza a manifestarse con
nuevas inquietudes dentro los pobladores de los centros urbanos en los años
posteriores. De entre la literatura que considero como la resaca de esa
explosión prometeica de las juventudes de aquellos años hoy tan nostálgicos, de
entre los “punks que quisieron ser malos y terminaron siendo buenos[15]”, de
entre el resentimiento, el desencanto y el cinismo de los años posteriores a la
represión estudiantil; desde Tlatelolco en sesenta y ocho, los halcones en
setenta y uno, hasta Echeverría, Nazar Haro y otros temores, surge, con
diferentes influencias, un pequeño grupo de intelectuales que forman las
revistas La Pus Moderna y La Regla Rota en los ochenta. Pero ésa
ya es otra historia.
El texto, propiamente dicho
Estoy en mi casa rodante[16]
cuando estoy empezando a entrar en trance alguien knock knock[17] la
puerta ¿quién será? ¿será melón, será sandía[18]?
¿Quién a estas horas vendrá a interrumpir mi guapachosa[19]
frialdad tropical? ¿Quién? antes de abrir obviamente pregunto ¿quién? soy
pepcoke gin[20]
no es cierto soy bellow el autor de la novela la vida heroica de herzog silba[21]
—Oh, oh, un momento si me hace
usted favor...
antes de abrir me quito
mi túnica de sacerdote olmeca y mi penacho y mi traje de rolling stone y me
meto dentro de mi traje Quevedo y luego me calzo en las narices mis antiparras
Quevedo Ya vestido adecuadamente para recibir al Maese Pepcoke Gin abro la
puerta
—Quiubo maese qué…
—Pues nada aquí el punto
parroteando[24]
y tú…
—Títeres titeres[25]… U
sea Iguanas Ranas[26]
escribiendo un texto pornográfico sobre las marranas y las ranas…
Me quita mis lentes Quevedo y
los estudia con una de esas cosas que usan los joyeros pa ver los diamantes
esas cositas que parecen micros y se ponen contra un ojo ¿Me entendieron?
Perfecto o si no vayan con un joyero y que se los muestre ¿ya vieron Help!?
— ¿Listeneamos[27] a
los rolling stones?
—Sip
— ¿Un jerez o una manzanilla o
si preferís[28]
té de ladilla?
—Vinillo
—Sip, pero tómalo con
cuidadito si no te puede dar catarro francés[29]
—Ya lo sep[30]
—Which brand?[31]
—Marqués de Sade
—Padre
—Hecho[32]
—Al techo
—Blanco
—Para tu furris son opacos
— ¿No te gustan los tacos? El
vicio maese el vicio
—Agárrate bien no te vayas a
caer
—De rodillas
—Me besas las ladillas
— ¿Quién te manda a ser eso?
— ¿Mande?
—Siempre te toca la de ver
galletas
—Y a ti la de ver ganado
—Sip
—Sip
—Nop
—Nip
—Tip
—Tip
—Ya no te la jales y pon el
disco negro
—Mándame…
—Que te agaches y cojas ese
disco y lo pongas…
—Sip —le digo— ten, ponlo
toledano[33], yo
voy a mi departamento de ideas a confeccionarme un Mágico…
El maese Gin
pone Paint it Black[34]
en mi departamento de ideas comúnmente por el vulgo
llamado u nombrado excusado water club o close o lo que sea mientras que
preparo un Mágico conecto mi muñeca La Gitana y mientras que en el canal coloco
el tabaco especial con que hago mis cigarros releo mis letreros preferidos Fuck
you Kiss my ass chinga tu puta madre I fucked suani I fucked saint annie yo soy
puto suck my dick mi padre es lesbiano y todas las noches le pico el ano y mi
madre es homosexual un bigote natural yo soy un cabrón hijo de puta bastard
shit suck my meter guadalupe me mamó la verga I fucked your mother I fucked
your father maría es putísima I´m a mother-fucker
y ya que mi tabaco está
canalizado desconecto a La Gitana y del baño acompañado de ella salgo volviendo
al lugar donde antes de venir a mi departamento de arte y confección estaba y
veo que Pepcoke Gin está salta y salta como loquito de lado fumando como
chacuaco[35]
bailando al compás de Paint it Black!
Luego canta con Jagger Stupid
Girl. Viene Lady Jane y le digo
—Perdóname maese pero con esta
canción le rindo culto a mi amiga La Gitana…
Y empiezo el rito prendo mi
mágico y enciendo un comal que a los pies de La Gitana he colocado
—Aftermath,
maese, aftermath[36]
—Sip
— ¿Qué?
—Sip
—Que se me hace que ya está usted horneado, maese
—Sip
—¿Qué?
—Son los amos
—Gracias maestro, gracias, ya
sabía que Yo era el amo…
—Los Rolling Stones…
—Todos ¿no? Toda la gente de
la onda. Todos los que están en la onda, Peter Seeger[37] está
bien, Bob Dylan[38]
está bien, los Beatles están bien, los Rolling Stones somos los amos, digo, son
de la misma onda que todos. Todos hablando de lo mismo que tu cotorreas en De
Lado[39] De
lo que habla aquí tu padre, El Maese Quevedo. De lo que hablan los negros en el
rhythm blues, los blancos en el rock. Todos los de la onda maese, así es de
que…¿qué? ¿Qué?
—Todo era cotorreo, sabiendo
quiénes son los Beatles hay que hablar de los Rolling Stones, dentro de la onda
ningún tren está descarrilado…
—Calmado, calmado…
— ¿Qué?
—Era obvio lo que estaban
diciendo…
—Calmado…
— ¿Calmado?
—Es que en verdad os digo que
ando un poco como el caballero de la triste figura estoy viendo visiones La
Gitana está bailando algo de Beny Moré[40] nada
más cómo se mueve qué sabor y que compá vamo ai mulatica poniéndole sabor al
caldo, guapacheando con ritmo ahí ahí…
—Qué padre es Lady Jane[41]…
— ¿Qué?
—Qué padre es Lady Jane…
—Sí, sí, claro ¡Qué ondón!
¡Esta Gitana nunca me traiciona! Siempre me dice calmado, take it easy,
calmado, con calma, slow, coolmeado[42],
nada de ofuscaciones, nada de dejar entrar malas vibraciones, no te desesperes
es padre ¿no?
—Lady Jane es lo máximo
— ¿Qué dijiste?
—Sip
—Os pido perdón pues a ratos
no escucho porque se me va la onda
— ¿Qué?
— ¿De qué?
—Es padrísima, qué ondóon…
—Claro, maese, claro…
life is secure
with lady
jane…[43]
y cuando acaba pongo un disco de Celia Cru’ El Yerbero Moderno y al
Maese Herzog le digo
—if you
want, please, I’ll show you the masters of my birds n’ bees n’ flowers n’ the
trees[44]
y lo llevo a mi cámara secreta donde tengo prendidas
veladoras a los que me enseñaron el camino de los grandes iniciados
Quevedo
Marx
Engels
Lenin
Frazer
Schouré
Liszt Beethoven Schoenberg Messiaen
Epicuro Aristipo Platón Séneca Moro Che Guevara
Marianne Faithful
Bob Dylan Mick
Jagger Keith Richards Brian Jones Charlie Watts
Billy Wyman Phil
Spector Joe Tex Otis Redding James Brown
Carmichael
Little Richard Chuck Berry
The Beat
Generation
Ginsberg
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Notas:
[1] Agustín,
José, La onda que nunca existió, en Revista de crítica literaria latinoamericana,
año XXX, N° 59. Lima-Hanover, 1er. Semestre 2004, pp. 9-17
[3] García
Saldaña, El camino de la onda, 1974,
citado en Gunia, Inke, ¿Cuál es la onda?
(la literatura de la contracultura juvenil en el México de los años sesenta y
setenta), Biblioteca Iberoamericana, Madrid, 1994, p. 113.
[4] Gunia,
Inke ¿Cuál es la onda? (la literatura de
la contracultura juvenil en el México de los años sesenta y setenta),
Biblioteca Iberoamericana, Madrid, 1994
[5] Agustín, José, op cit, p. 11
[6] Ibid. p. 13
[7] Se utiliza para este
trabajo la 4ª edición de editorial Diógenes, Guadalajara, 1990, pp. 48-51.
[17] No
sólo el anglicismo sino hasta onomatopéyico. En inglés: golpear dos cosas para
producir un sonido tajante. Probablemente del igual onomatopéyico Knacken del germano medio alto “romper
cuarteando” (to break by cracking).
[20] José Agustín, según
algunas fuentes
[22] No es
tan fiable la versión del oc que
significaba sí, según algunas fuentes; más probablemente viene de los afiches
del club O.K., el club del partido democrático: Old Kinderhook, el apodo de
Martin Von Buren (presidente de los E.E.U.U., 1837-41) quien nació en
Kinderhook, en el estado de Nueva York.
[24] Especie de mezcla
entre el nombre inglés parrot
(cotorro, papagayo) y el gerundio español –ando.
Parrot, del francés antiguo pierrot
que tiene una variante en el inglés medieval Perrot, el mismo con variante parrot
adoptado por el inglés medieval del nombre del ave, parrot. Posiblemente del francés medio parrot (variante de perrot,
a parrot) viene del francés medio parroquet (francés perroquet) O del italiano paroquet,
parrochetto, un matiz juguetón de parroco,
un cura, del latín tardío parochus
[27] Igual
que en Parrotear, listenear es un compuesto de la forma
verbal castellana y la inglesa listen. Su
forma arcaica, list (escuchar), viene
del inglés medio variante de lusten,
del antiguo inglés hlystan. To listen, proviene del inglés medio listnen, variante de lustnen del antiguo Saxon (antiguo bajo
germánico), hlust (hearing); antiguo alto germánico hlosēn, hlūskēn; medio alto germánico lūschen; germano lauschen; antiguo nórdico hlust
“oído”, hlusta “escuchar”(to
listen)
[32] Desde
aquí hasta el final del diálogo, antes de los sip, sip, nop, nip, tip, tip
fáticos, se desarrolla un albur que, por medio de apócopes al oral, eliminando
espacios entre palabras, hiatos, sinalefas, etcétera, se repite de la misma
manera en distintas ocasiones a lo largo de la novela. Se recomienda leer en
voz alta y sin hacer pausas y pensando el dobles sentidos.
[35] Del
tarasco Chakuákua “ventanilla en el techo de una cocina por donde escapa el
humo. Horno para fundir minerales// chimenea de ese horno.
[36]
Aftermath, compuesto inglés proveniente del antiguo alto germánico; aft + math (mow)// math (mow) significa cortar alguna planta, cosechar; aft es más que nada auto explicativo,
después de.
[41] Canción
de los Rolling Stones; posiblemente uno de tantos nombres con que se llama a la
mariguana (señora juana)
[42] Otra
composición entre un nombre inglés y un verbo castellano, en este caso el
participio de la forma verbalizada. El nombre cool deriva del adjetivo; el verbo, to cool, desciende del antiguo inglés cōlian. Parecido al antiguo alto germánico kuoli, al medio alto germánico kuele,
al germánico kühl, al antiguo nórdico
koela. Todos con el mismo
significado, enfriar.
[44] “Si
usted quiere, por favor, le mostraré los maestros de mis aves y abejas y flores
y los árboles”, literalmente. Esta frase (birds n’ bees) se repite infinidad de veces a lo largo de la
novela.
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