Refracción
A
la mitad de una flor
mi
corazón está brotando la noche
con
los ojos cegados por un carrusel de luz
en
medio de un túnel
una
línea blanca interrumpida
las
luces de un poblado a lo lejos
intermitentes
no
hay señalamiento
un
solo carril
un
perro-sueño atropellado
no
hay cruces
mi
corazón está brotando flores
a
la mitad de la noche
Mi
corazón está brotando flores
a
la mitad de la noche
no
hay cruces
un
perro-sueño atropellado
un
solo carril
no
hay señalamiento
las
luces de un poblado a lo lejos
intermitentes
una línea blanca interrumpida
en
medio de un túnel
con
los ojos cegados por un carrusel de luz
mi
corazón está brotando la noche
a
la mitad de una flor
No más luz
o naufragio en un
poema
Empieza en medio de la historia y
luego retrocede el instante en que se constituye el espacio imaginario, cuando
Monsieur N. dibuja una isla en una servilleta blanca ¿Quién no ha soñado con
una isla desierta?
La escena ocurre a la vez en la
banca del parque…
entre rosas y magnolias.
Los escenarios son
intercambiables. Se me ocurre ahora, que no sólo voy a contar una,
sino dos historias paralelas.
El
miedo de perder a Eurídice,
Julieta Campos
…nombres,
sitios,
calles
y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones,
un parque…
el
mundo nace cuando dos se besan,
gota
de luz de entrañas transparentes,
Piedra de sol
Octavio
Paz
voy a escribir
la letra invisible
la marca de
vaso llena de insomnio
agua negra sobre
piedras negras
huida de un
verbo sin transitar
interrumpido
verso sueño
reescribir un poema en (y) hay, como siempre, historias que interfieren. Y hay, como ya dije, un
hombre que dibuja una isla sinuosa sobre una servilleta
en el parque
una banca una pareja se ahoga en el lago
no hay reflejo
en el océano, memoria oscura, emerge como todas
las islas. Si la estuviera imaginando Octavio Paz, sería una lámpara prendida
en la mitad de la noche
no más luz
en una isla en
forma de parque
escribir nada
Frases inconclusas
La carencia: ese hueco de los cuerpos no apareados o
el atroz silencio de los mudos.
Malva Flores
Te despides y (primera persona del singular elidido)
quedo siempre con una palabra
en la punta de la lengua,
descendiendo
por una escalera rota.
Sigo el polvo de tus pasos huecos (oxímoron):
en la penumbra surcan
el premeditado abrazo,
(Voz pasiva) muda mi garganta estrellada
en medio de la noche,
mientras (adverbio de temporalidad) te veo partir.
No puedo dormir
no
lo he intentado siquiera y sé que no puedo dormir
he
cambiado indistintas veces de posición, he relajado los músculos de mi nuca,
los hombros, desde el coxis hasta la espina dorsal, desde la punta de mis dedos
hasta el cuello, desde la punta de mis pies hasta el ombligo
he
dejado las pastillas, el alcohol, las esquirlas del tabaco, la contemplación
del tiempo suspendido de la hierba
hoy
olvidé mirar hacia el poniente, no vi los haces de luz reverberar/ refractarse
en el lago, los autos, las ventanas de los edificios, las avenidas: semáforos
intermitentes
debió
ser eso (pienso)
o
tal vez, los párpados cerrados
estoy
sentada
comienza
a embriagarme el olor a letra, lo siento penetrar en cada poro
abro
los ojos
te
espero con las palabras cruzadas en forma de v,
nadie
contesta de este lado del auricular
no
he podido evitar hace días, descolgar el teléfono y marcar
deben
ser las lluvias o las lunas de octubre
nadie
contesta de este lado del auricular
no
llegues sin mí
Verónica G. Arredondo
Me fascina la intimidad entre esta poeta y el lenguaje.
ResponderBorrargracias, se cristalizan en el alma, como siempre excelentes textos,
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